La publicidad radiofónica en España se ha quedado sin voz. El mundo de la radio a nivel nacional nunca volverá a ser el mismo tras el adiós de un auténtico pionero y maestro de la comunicación: Pepe Domingo Castaño. El histórico locutor y hombre-anuncio deja un legado inigualable, un largo camino recorrido que él mismo abrió y un sinfín de melodías para el recuerdo en las que, mientras vendía, sabía entretener.

Pepe Domingo Castaño fue mucho más que un locutor de radio. Se trata de un visionario que cambió para siempre la forma en la que se entiende, también hoy, la comunicación en este medio. Con su inconfundible voz, su humor y su pasión por su trabajo, se hizo un hueco en lo más privado de la intimidad de sus oyentes: en casa, en el coche, en el teléfono y allá donde hubiera cualquier dispositivo capaz de conectarse a la radio.

Nadie como él en España vio, creó y creyó en un camino que, una vez recorrido, parecía obvio. Pero no lo era. Además de su voz, Pepe Domingo Castaño destacó por su visión, su sentido del humor, su entrega y su talento: sus jingles han conquistado a públicos de todas las edades y orígenes, han elevado a cientos de marcas a donde nunca habían soñado llegar y ha instalado en la memoria colectiva de generaciones algunas de sus más ilustres canciones y frases.

Pero, por encima de cualquier cosa, Pepe Domingo Castaño fue un pionero. Cuando nadie más lo hacía, él encontró la fórmula secreta para fusionar entretenimiento, publicidad e información no solo en un mismo programa, sino en unos pocos segundos de su voz en antena. Y esa receta consiguió el más difícil todavía: que los oyentes esperasen el momento de la pausa publicitaria como una parte más de cada programa, y no como una oportunidad para ir al baño o bajar el volumen.

El programa Tiempo de Juego de Cadena COPE fue su hogar durante los últimos años de su carrera, aunque anteriormente estuvo en el histórico Carrusel Deportivo de la SER. Dos programas que fueron tremendamente influenciados por sus momentos de genialidad: imitaciones, diálogos, parodias y, sobre todo, anuncios absolutamente únicos con una voz que parecía diseñada a la perfección para ello.

Su adiós implica la pérdida de un gran comunicador y creador, de una persona querida por el gran público y de uno de los grandes e históricos personajes del panorama mediático en España. Tras una carrera llena de reconocimientos y premios, el mayor logro de su trayectoria no es otro que el decir adiós con un ejército de seguidores y fans detrás. Descanse en paz, Pepe Domingo Castaño.

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